sábado, 27 de septiembre de 2014

13 recuerdos del primer año. Recuerdo 5

Para entrar a Panamá nos decidimos a hacerlo por la ruta de Turbo - Capurganá - Puerto Obaldía, por una razón de falta de tiempo y presupuesto. 
Puerto Obaldía es otro lugar fuera del tiempo. O más que fuera del tiempo, fuera de la realidad. Acá van algunos de los sucesos de los días que pasamos ahí:

- Viaje en lancha sin techo desde Capurganá con una lluvia torrencial que no dejaba ver a más de tres metros. Recuerdo el sabor salado de las salpicaduras del mar que se mezclaba con el agua dulce de la lluvia.

- Llegar al puerto con colombianos = inmigración les reviso TODO abajo de la lluvia (no tan fuerte ya) = nos comimos la primer linda espera. 

-El militar extremadamente gordo metido en una casucha de donde no se podía mover ni para alcanzar los pasaportes. Jabba the Hutt panameño. 

-Fotocopias del pasaporte en nowhereburg (el otro nombre de P. Obaldía) , obviamente no tenían cambio y de ahí a la oficina de inmigración. 

-Oficina de inmigración con el que al principio pareció el empleado más mala onda de un sistema encargado de generar empleados mala onda:

"Muevan las mochilas de ahí, no me obstruyan la puerta!" (no había nadie mas en todo el pueblo) 

"Pasaportes!" solo eramos tres en la oficina y se los damos al mismo tiempo. "No, solo el (por Agus), ustedes esperen" (ups, miedo creciendo)

"- Como es el nombre de la lancha en la que vino? - 
- No se pero el capitán se llama Martin - 
- Y como es el nombre de la lancha? - 
- No se, pero si me da un momento lo averiguo - 
- No. La lancha se llama xxxxxx (ya no me acuerdo). Es importante que sepan el nombre de la lancha en la que vinieron. "

" - Muestreme su solvencia económica. 500 dolares, o tarjeta de crédito. - 
Le doy la tarjeta, la mira. 
- Cuanta plata tiene de fondo? - 
- Como 5000 pesos argentinos. - 
- Y eso cuantos dolares son? - 
- No se, como 500.-
- Perfecto, bienvenido a Panamá. - "

Cae a la oficina un francés que apenas hablaba español. 
" - Muevase de la puerta, esta obstruyendo la entrada. Que desea? - 
- oh,  disculpe, quiego averiguag que sellado necesito paga Colombia. - 
- como se llama el nombre de la lancha en la que vino? - 
- Oh no. Yo quiego ir en lancha a Colombia. Llegue volando, flight, en avión - Y como se llama la lancha en la que vino? - (ya ahí nos empezamos a reír, entendimos que era el empleado más embolado del mundo y solo quería divertirse un poco con su trabajo) 

Tratando de reservar vuelo a ciudad de Panamá:
" - hola, queremos saber si hay lugar en el vuelo de hoy? - 
- No, no hay más lugar. Tienen que reservar para otro día. - 
- Bueno queremos reservar lugar en el vuelo de mañana. - 
- Mañana todavía no hay vuelo confirmado. Tenemos que reunir un cupo de gente. - 
- Bueno, por eso, anotanos para el vuelo porque queremos ir a la ciudad. - 
- Pero no hay vuelo mañana porque aun no cumplimos el cupo de gente - (¡¿?!) 
- Pero por eso, anotanos y si sale el vuelo vamos en el. - 
- No hay vuelo. - (ahí empezamos a buscar la cámara oculta, por si era una joda) 
- Bueno, cuando es el próximo vuelo confirmado entonces? Tenés para pasado mañana? - 
- El próximo vuelo es mañana, pero tenemos que juntar el cupo de gente. Me tienen que avisar desde la ciudad. - (paciencia infinita mode = on) 
- Y como hacemos para irnos? Queremos llegar a la ciudad - 
- Pueden tomar una lancha hasta Carti. (la mina vendía pasajes de avión...). - a mi, que me había parado en medio de la puerta: - puedes salirte de la puerta? No deja que pase la señal del wifi... - (al lado de la puerta había una ventana abierta más grande aun) "

- Aburridos, nos vamos los 4 (se nos unió Nori, un ponja) hacia las únicas playas que no están contaminadas con la idea de sacarnos el calor y el embole. Ya son pasadas las 4. De ida pasamos un puestito militar, que en cualquier otra playa del caribe podría haber sido usado para vender patacones y cerveza. 
200 metros pasado el puesto, cuando estábamos llegando a donde había unos niños jugando (las únicas personas en toda la playa), nos llaman a los gritos:

Soldado: - Ey! Ey! Alto! Deben registrarse para entrar a la playa! Por favor, regresen para registrarse - (porque no nos avisaste cuando cruzamos el puesto) 
- No te podemos dar los datos escritos y nos anotas, así no volvemos? (ese fue  Agus, uno de los fundadores de  Lazy technology's Inc.) 
- No, no. Deben regresar a registrarse. (ya no nos sorprendía nada) 
Vamos hasta el puesto. Nos atiende otro soldado:
- No se pueden bañar, es peligroso. (wooooo, que miedo!) 
- Por? Cual es el peligro? 
- Porque es peligroso. (se lo conoce como inteligencia militar, o también como lógica materna). Solo se permite hasta las 4.
- Bueno, nos bañamos acá cerca del puesto, por si pasa algo. 
- No, es peligroso, yo soy el responsable de este área. 
- Bueno, te firmamos una nota que diga que lo hacemos bajo nuestra responsabilidad (ya era de rompe bolas, porque la situación tan bizarra no daba más que para reírnos) 
- No, no. Es peligroso (bueno, anda a avisarle a los nenes que se están bañando acá nomas. O es una medida para controlar la población de Obaldía?) 
Al final no nos bañamos y nos llevamos la intriga de cual era el peligro. 

Domingo. Serían las 9 de la mañana. Tal vez antes. Empieza a sonar música de boliche en la calle. Y con música de boliche, no me refiero al estilo musical, sino a los decibeles. Pegado al hostel dónde parábamos. Bueno, al cabo que es temprano, ya la apagarán. Nop. Bienvenido a Panamá! Domingo igual a juntarse en la puerta a tomar cerveza sin hacer nada y hacerle escuchar a toda la comunidad la música que más te gusta. Una especie de competencia de a ver quien la tiene más grande (la potencia del equipo de música, claro). Nos fumamos casi doce horas de regueton panameño, sin ningún lugar a donde ir. 



Al final, luego de estos y varios sucesos similares más,  Agus acuñó lo que sería el slogan para publicitar puerto Obaldía como destino turístico: "Puerto Obaldía. Lo peor que te puede pasar es que te quieras ir, y no puedas" 

viernes, 12 de septiembre de 2014

13 recuerdos del primer año. Recuerdo 4

Luego de caminar por unos kilómetros de camino de tierra entre campos verdes al pie de la montañas, llegamos a la entrada del parque. Todavía es temprano y las sombras siguen largas. Entramos al parque, ya sin campos y caminamos por el bosque. Algunos arroyos con cascadas  se nos cruzan en el camino. Coincidimos en la sensación de que es uno de esos lugares fuera del tiempo. Es difícil de explicar. Las vidas pasan, pasan las historias, pasamos nosotros, pero el lugar ese seguirá allí. 
Seguimos caminando y pasamos el puesto de guardaparques, las recomendaciones de siempre, y continuamos. 
El camino cada vez más empinado. La luz clara de la mañana entre las hojas de los árboles. El suelo y el pasto todavía húmedo y frío. Un puente sobre un arroyo. Charlas y comentarios y anécdotas entrecortados por silencios en las subidas. El olor de la tierra húmeda. Los altos a recuperar fuerzas con las granadillas. Seguir subiendo y salir del bosque para reencontrarnos con el sol. Nuevas ocurrencias, nuevas reflexiones, nuevas risas. 
El camino desaparece y de repente no estamos seguros si vamos bien o no. Igual seguimos. Más adelante vemos un cartel, nos estábamos desviando bastante. Seguimos subiendo, ahora por el páramo. El sol hace rato se tapó. Ya no hay tantas risas ni tantos comentarios, y nos empezamos a preguntar cuanto nos faltará. 
Desde una loma por fin la vemos. No parece muy impresionante. Solo un charco grande de agua. Pero a medida que nos acercamos vamos descubriendo la imagen completa. 
Y llegamos, y nos damos cuenta de su tamaño. Pero más que el tamaño hay algo más que nos deja en silencio, callando los comentarios que de nuevo habían aparecido. Hay algo. Los dos coincidimos, los dos sentimos algo. La laguna tiene presencia. Más de lo que se puede ver. Es raro. También cambia de aspecto, de a momentos parece muy profunda y calma, de a momentos se agita, cambia su color. El lugar es un anfiteatro, un punto de reunión. Los frailejones que rodean la laguna acentúan esa impresión. Son como personas, reuniéndose, viniendo a la laguna desde varios lugares a escuchar a los ancianos. De tanto repetir el ritual, de tanta intensión que aplicaban, sus presencias quedaron marcadas en el lugar, como un sendero se marca a media que lo caminamos varias veces, como un hábito se crea a fuerza de repetir un acto. Ellos todavía están ahí. Escuchando. 



Nos sentamos en silencio. Escuchamos, y pudimos entender lo que habíamos ido a aprender a la laguna de Iguaque. 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Ithaca

Hace poco me llegó un escrito de un poeta griego, de título "Ithaka". Me gustó mucho y lo guardé.
A los pocos días encontré que el genial dibujante de Zen Pencils había hecho uno de sus fantásticos cómics con el poema.
Entre tanto tiempo libre que me deja el estar cuidando una casa-hostal vacía me encontré haciendo un video con el cómic del poema, que dejo para que vean. 


Y entonces fue cuando lo vi. Yo también tuve mi Ithaka. Pero fue al principio, en vez de ser el destino final. Fue el sueño que me puso en movimiento. Y cuando llegué, ella era pobre, muy pobre. Y desolada. No me dio las riquezas ni la felicidad que había imaginado. Al contrario. Y estuve enojado y estuve dolido por lo que encontré, por lo oscuro que me dio. Pero ahora veo que me dio también el viaje maravilloso. Seguramente hubiera salido por una razón u otra. Me guste o no ella fue la causa. Para eso sirven las Ithacas. 

13 recuerdos del primer año. Recuerdo 3


A Armenia fui invitado por Mauricio, a quien Juan Carlos Reyes, el instructor de Taka Dojo, había invitado para compartir una clases. 

De Armenia me quedó el recuerdo de la amabilidad y atención de Miguel Angel y sus compañeros que hicieron lo mejor para que nos sintamos muy cómodos. También la alegría y la buena energía de todo el grupo. Muchas risas pero sobre todo muchas ganas de aprender y mucha sencillez y eso me refrescó. 
Más allá de los momentos realmente buenos que pase, dos cosas particulares me dejó Armenia: la tercera comparación o alusión en lo que iba del viaje con El Camino del Héroe (gracias Sebastian!). Y la escena del combate final: cuatro avezados guerreros en una habitación de 2 X 2 luchando (y perdiendo!) contra una cucaracha. 

"Tómate tu tiempo, tu sangre necesita frenar. 
Abre tu alma para encontrarte antes de que te entristezcas."

domingo, 7 de septiembre de 2014

13 recuerdos del primer año. Recuerdo 2

Segunda entrega de la serie de 13 recuerdos/fotos/canciones de este primer año viajero. 

Recuerdo 2
El siguiente recuerdo que viene a mi memoria es Bogotá, porque fue la primera ciudad en recibirme, y donde empecé a conocer la vida del viajero. 
Fue el primer lugar donde tuve que empezar a pensar en otra moneda, en otra economía. Fue dejar modales atrás y abrir los ojos para aprender la forma locales. 
Bogotá también fue mi amigo Mauricio abriéndome sus brazos y su hogar, para que pudiera tener mi primer techo lejos de casa. Fue desayunos como almuerzos y una casa llena de gatos. 
Fue mi maravillarme con el verde tropical y fue muchísima fruta que no conocía, y arepas y chigüiro. 
Fue Kuma Dojo con mis primeros entrenamientos como vagabundo. 
Fue Sandra haciéndome de guía, y tratando de enseñarme su ciudad, pero yo no tengo memoria, así fue que lo único que aprendí es que los colombianos son personas muy amables y generosas. 
Fue está canción casi todos los días, porque la conocí gracias a J, y la canción me hablaba de nosotros. Fue encontrarme con un desencuentro. 
También fue sentarme en un jardín inmensamente verde a pensar y tratar de responder mis primeras dudas en viajero: Me voy? Me quedo? A donde voy después? Que estoy haciendo acá? (Y después de eso fue encontrarme a la estatua de la foto y encontrarme a mi en esa estatua!) 
Fue subir a un santuario en el cielo y pedir una respuesta. Y fue obtenerla. 



No me pregunten que recorrer o visitar en Bogotá si andan por allí. Ahora que lo veo, Bogotá no fue turismo para mi. 

13 recuerdos del primer año. Recuerdo 1



Cerrando este ciclo de 13 lunas desde que empecé el viaje, me desafío (ya que esta tan de moda esa modalidad hoy en día) a presentar 13 fotos/videos/recuerdos/canciones de lo que fue este camino hasta ahora. 


Son fotos o videos de momentos en mi memoria, a los que casi siempre asocio con alguna música. Y empezamos así:




Recuerdo 1

El sol poniéndose en el ultimo atardecer que vi sobre la llanura pampeana. El último atardecer que vi sobre cualquier llanura. Hace un año vivo entre montañas o en la costa. 

Lo vi desde el bus que me llevaba de Bahía Blanca al aeropuerto que me iba a sacar de Argentina. Me acababa de despedir de mi familia. Mezcla enorme de sensaciones. Expectativa, incertidumbre, emoción, miedo, alegría, nostalgia. 

La extraña sincronía de que en el bus, en la parte de abajo, solo viajaba otro muchacho que también se iba de su casa a vivir fuera. En su caso, recuerdo, era a trabajar en un pozo petrolero en Africa. Supongo que fue el primer viajero con el que interactué. 

Luego de un rato de charla compartiendo planes, expectativas, e historias, nos llegó a los dos el momento del silencio y de los recuerdos. 

Las fotos con mi familia en la terminal. 

Una carta de mi hermana que me había guardado para ese momento. 

Un mensaje de uno de mis sobrinos y se desató el aguacero que se venía acumulando hace horas: "ya te estoy empezando a extrañar". Y con la lluvia llegó la calma. 

Recuerdo además que en ese momento me venía está canción a la mente. Tanto la música como la letra me resonaban perfectamente. La canción es de J. R. Tolkien, adaptada para la película de El Señor de los Anillos. 
The walking song 


"Home is behind, the world ahead. 

There are many paths to tread. 

Through shadows, to the edge of night. 

Until the stars are all alight. 

Myst and shadow. Cloud and shade. 

All shall faint, al shall faint." 




Canción del caminar 

"El hogar está detrás, el mundo por delante. 

Hay tantos caminos para caminar. 

A través de las sombras, hasta el borde de la noche. 

Hasta que las estrellas brillen todas. 

Niebla y sombra. Nube y penumbra. 

Todo se desvanecerá, todo se desvanecerá."






Ahora, después de un año, me detengo, miro atrás, miro adelante y miro arriba y veo que de a poco empiezan a brillar las estrellas.