sábado, 24 de agosto de 2013

Reunión de cuerpos

Antes de salir de Argentina aproveché para hacer un pequeño viaje más dentro del país.  La visita del shihan Duncan Stewart al país el 17 y 18 de Agosto, era algo que no quería perdérmelo de ninguna manera,  además de darme la oportunidad de compartir unos momentos  más  con muchos amigos de tantos años. También era la oportunidad de viajar una vez más con el maravilloso grupo de personas que estuvo entrenando en  Shingan Dojo y acompañándome  en tantos viajes y aventuras. 
Con algunos de estos muchachos tengo tantas millas recorridas
Nunca deja de sorprenderme como cada Taikai es único. Este Taikai tuvo la particularidad de que iba a ser dado por anda mas que tres grandes shihanes. Además de Duncan, pudimos aprender de Christian Petroccello y de Néstor Iscovi. Si uno sólo de ellos te puede dejar regulando largo rato con sus enseñanzas, o cambiarte la forma en que ves lo que pensabas con muy pocas palabras, tres de ellos enseñando en conjunto es una experiencia tremenda.
Cada vez que alguno de ellos mostraba una técnica o nos daba alguna lección, me quedaba sorprendido y trataba de aprenderlo con todas las fuerzas. A la siguiente técnica o frase, me volvían  a dejar sorprendido y trataba de recordar ese nuevo movimiento, esa nueva inspiración. Resultado, mi cerebro dijo "Suficiente!". Abolló todas las notas mentales que iba tomando y quedé como en blanco. Para desazón mía cuando mas tarde tratara de recordar movimientos y palabras me encontraría con una gran laguna. Pero una laguna hermosa llena de felicidad y alegría, de momentos disfrutados. Creo que lo mas similar a esta experiencia  que tuve, fueron las pocas clases del Soke a las que pude ir en Japón. Ver algo maravilloso y simple, escuchar palabras que movilizan mucho, y luego al tratar de reproducirlas... nada! bloqueo mental! Neuronas en huelga!
Por suerte, con el tiempo aprendí a no preocuparme demasiado en aprender (al pedo si uno nació medio queso!) y dedicarme mas a disfrutar del entrenamiento y del encuentro con amigos.  


Y vaya que había amigos para encontrarse!
De la despedida mucho no puedo decir. Creo que la iba extendiendo cada vez mas para evitarla, pero uno a uno mis amigos se iban yendo y los iba despidiendo sin saber hasta cuando. Por suerte puede alojarme con algunos de los más cercanos y compartir muchas charlas y buenos momentos. 
Asado, amigos y bellas muñecas. Que mas?
Aunque sabemos que todo es impermanente, creo que es parte de nuestra naturaleza desear que los momentos felices se extiendan y perduren. Pero si nos detuviéramos por siempre en esos momentos felices el estancamiento nos terminaría alejando de esa misma felicidad. Hay una lección mas importante de lo que pensaba en saber dejar ir.


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