lunes, 12 de agosto de 2013

Empezar a caminar


El viaje no termina jamás.
Sólo los viajeros terminan.
Y también ellos puede subsistir en memoria,
en recuerdo, en narración...
El objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje.






¿Cuando decir que comienza un viaje si las situaciones que nos llevan a él son tantas, y se encadenan una tras otras de manera misteriosa y espontánea? En mi caso, aunque aún falten 20 días para partir a Colombia, creo que el viaje comenzó hace mucho. Tal vez con los primeros campamentos de mi adolescencia, cuando me imaginaba continuando el viaje por mucho tiempo más, sin ningún destino en particular.
O tal vez más tarde, cuando escuchaba las historias y anécdotas que contaba mi maestro sobre los numerosos países que había conocido, y me imaginaba a mi mismo recorriendo y conociendo el mundo de igual manera.
También pudo haber sido cuando al volar a Japón, veía con incredulidad cómo las pantallas del avión indicaban los países sobre los que pasábamos. Me desesperaba ver que lugares cómo el amazonas, el caribe, los bosques y lagos de canadá pasaban debajo mío y yo no podía conocerlos. Estuve sobre el Ártico y no pude conocerlo! Kamchatka y Santo Domingo sólo habían sido unos minutos en mi vida!
Puede ser que mi viaje se comenzara a gestar en alguno de esos momentos, pero lo que lo catalizó o le termino de dar forma fue conocer a un espíritu libre que con su historia me abrió los ojos a existía otra forma de viajar, otra forma de conocer el mundo y conocerse uno mismo.
Y aunque aún no haya salido de mi casa, estoy seguro que el viaje ya comenzó, por todo el crecimiento y las lecciones que llegaron con los preparativos para partir.

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