"Espalda con espalda,
diez mil combates
serán diez mil victorias"
Aunque en principio mi idea es contar sobre los dojos que vaya cruzando en mi viaje, quiero dedicar mi primer relato a Bahía Blanca, donde no sólo empieza mi viaje, sino también mi entrenamiento.
De los muchos dojos que hay en bahía de Bujinkan, elijo contar en particular de dos de ellos: Mugeko Dojo y Nintai Dojo. Ellos son los dojos del Shihan Mariano Perrone y del Shidoshi Edgardo Bianchi, respectivamente. Ambos son mis hermanos marciales desde hace ya casi 20 años.
Los tres comenzamos a entrenar siendo muy jóvenes, en una época donde el acceso a la información era muy escaso. No había Internet, muy pocos tenían computadoras, la mayoría del material escrito eran fotocopias escritas a máquina. Todo lo hacíamos con mucho esfuerzo, pero el entusiasmo por aprender era inmenso. Así también como nuestra imaginación a la hora de creernos ninja.
Mugeko Dojo acaba de cumplir en septiembre los 10 años de vida, aunque durante sus primeros años se llamó Ten Chi Jin Dojo. Mariano fue siempre un referente en Bahía Blanca respecto a Bujinkan. Cuando comencé mi entrenamiento el ya estaba hacia tiempo, y desde ese entonces nunca detuvo su entrenamiento, como una luz brillando sin obstáculos durante largos años. Creo que esta constancia es la mayor enseñanza que se puede tomar de él. A mi entender el método más fuerte de enseñar que tiene un maestro es con el ejemplo. O mejor dicho, solo debería ser llamado maestro aquel que enseña a través del ejemplo. Y en este caso creo que Mariano merece ese título con todas las letras.
Tuve la suerte de ver el nacimiento y la evolución de Nintai Dojo. Como contaba Tato en la última clase que compartimos Nintai comienza desde un punto de vista más físico ("nutrir la mente, entrenar el cuerpo y perseverar hasta el final ") y luego se vuelve un concepto más completo al ir creciendo el dojo. Con el tiempo cambia el Tai de Cuerpo, por el Tai de Ser. Quienes vimos la evolución del dojo de cerca , reconocemos que este cambio de nombre refleja fielmente los cambios ocurridos en el taijutsu y en las enseñanzas transmitidas en el dojo.
En un camino tan largo y de momentos difícil como es el Budo, es importante poder contar con amigos que puedan ser llamados hermanos de camino. Son con quienes debatimos ideas, comparamos notas. En ellos nos reflejamos para poder entender mejor las muchas cosas que tenemos por aprender. También muchas veces son quienes nos sirven de guía cuando nos perdemos en el camino, o de apoyo cuando las cargas del camino se hacen muy pesadas. Y por supuesto también son con quienes uno elige compartir las muchas alegrías que nos trae el Budo. Vaya entonces mi mayor agradecimiento y un enorme abrazo a estos dos grandes hermanos con quienes tanto reí, sudé, viajé, aprendí y sobre todo compartí.
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