Estoy en el aeropuerto de Panamá, en momentos tomo un avión que me va a llevar, vía Bogotá, a Cuenca. Reencuentro con el budo, reencuentro con mi maestro, reencuentro con mis amigos. Como llegue acá? Antes de ayer estaba decidiendo si irme a Canadá a trabajar o seguir por Centroamérica.
Un tiempo atrás estaba viendo si me iba a Japón o me quedaba. Tantas posibilidades! Hay veces que se hace muy difícil elegir. Que quiero más? Al igual que yo estaban Abel y Carlos, mis compañeros de viaje. Cada uno con muchas opciones y tratando de ver cual elegir, cual seguir. Las soluciones a este problema de (in)decisión eran muchas. Tirar una moneda (yo necesitaría una moneda de 5 caras), dejarlo que fluya (lo que sea que eso signifique) , la del alquimista (piedritas en el bolsillo y sacar una), tratar de ver señales por todas partes (increíble la cantidad de banderas de Canadá que encontramos por seguir este método ), y podría seguir con muchas ocurrencias más de tres viajeros ociosos e indecisos.
Lo cierto es que ahora estoy en camino, y con más o menos incertezas o temores, pude tomar una decisión. Como buen ex estudiante de ciencia paso a presentar el método que elegí para resolver el problema.
1) Vocación.
Hace poco leía que cada decisión que tomamos es un paso en la dirección hacia quien seremos en el futuro. Elegir sería entonces mucho más fácil si pudiéramos tener en claro que es lo que queremos ser (algo bastante difícil en muchos casos) y también si pudiéramos ver de que manera una elección nos acerca a esa vocación. Si lo otro era difícil, esto ronda los superpoderes. Como iba a saber que recolectando cerezas en Vancouver iba a poder ahorrar para llegar hasta Japón?
2) Irrepetibilidad (o unicidad)
Eso viene de mi experiencia a la hora de tener que elegir seminarios por falta de recursos. Creo que ante dos opciones la que debemos escoger es la que menos posibilidades de repetirse tiene. O en algunas ocasiones la que menos ventana de oportunidad presenta. Cuantas veces más iba a estar mi maestro tan cerca de donde me encontraba? Según su calendario, ninguna más en el año. Listo, decidido!
3) Magnitud onírica (o que tan en grande estas soñando)
Esto viene desde el comienzo del viaje, cuando trataba de decidirme a empezar la aventura. Entre los muchos mensajes que me llegaron cayó uno que decía que si nuestros sueños no nos daban miedo entonces no estábamos soñando lo suficientemente en grande. Cual de las opciones me da más miedo enfrentar? Cual me saca más lejos de mi zona de confort? Cual es el camino con más incertidumbre? Okey, para ahí vamos entonces!
Lo bueno es que una vez en camino empieza a aparecer la sincronicidad que, a mi entender, es señal de ir encaminado. Coincidencias se podrían llamar que marcan el sendero para el caminante de ojo despierto y mirada atenta. Solo cito la última porque acaba de suceder: para hacer tiempo, paro a tomar un café en el aeropuerto. Como tengo hambre pero no mucha plata me conformo con el café, pero en la fila se me cruza la idea de si no regalaran algo de comida como muestra gratis. Pido mi latte pequeño y la cajera le dice a su compañera: latte small y "iátusabe"! . Cuando me entregan mi café, dentro de una bolsita extra que me dio la muchacha descubrí que el iatusabe era en realidad una rosquilla de regalo. O como prefiero verlo yo, un guiño de ojo del universo.
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